Patrimonio y Arte
La Torre (s. XVI)
Descripción e historia:
La primera torre que vió nuestra ciudad ya terminada, allá por 1586, fue obra de Juan de Olate. De aquella torre solo nos queda el primer cuerpo liso de base cuadrada rematado en cornisa, en la cual se asentaba el campanario original, un campanario de planta menor que fue cambiando de aspecto durante los siglos XVII y, sobre todo, XVIII. En 1627 vuelve a trabajar en la iglesia el maestro Ignacio de Ancola, aunque esta vez en la torre, desconociendo su trabajo en ella. Ancola no debió terminar la obra en su totalidad, ya que en 1663 el visitador eclaesiástico manda "que puesto que la torre está hecha, se eche suelo donde están las campanas y un antepecho para cortar peligros".1 Entendiendo así que fue Ignacio de Ancola el constructor del cuerpo de campanas que vemos actualmente: planta octogonal con un vano de medio punto, en cada cara y pilastras entre ellos, apoyado en un zócalo y rematado en doble cornisa. Su cubierta era una cúpula de piedra al interior que tal vez llevara cupulín como era normal en las torres barrocas. A todo ello se añadieron balaustradas, bolas, jarronas y otros elementos ornamentales para enriquecer el conjunto.2 (Foto 1).
Este tipo de campanario es de los más frecuentes que podemos ver en La Rioja y alrededores en el s.XVII como por ejemplo los de concatedral de La Redonda en Logroño, Briones, Santo Domingo de la Calzada, etc.
En 1738 debió haber problemas con el campanario de Ancola, por lo que encargan a Domingo de Chavarría el reparo del cascarón de la torre, el cual realizó con gran solvencia. En 1745 José de La Barrieta construyó 7 escalones para el campanario y en 1746 trabajó en las ventanas, reposición de sillería y, en el exterior, refuerzo del tejado. Aun con todo, en 1775, la Junta de Fábrica de la iglesia pide que se vuelva a hacer un reconocimiento del cascarón de la torre, pero esta vez a Juan Cruz de Cal. Las obras en la misma volvieron a producirse en 1778, contratando esta vez al cenicerense Benardino Ruíz de Azcárraga. Benardino derribó el la vieja cúpula y su cupulín hasta la línea de la cornisa, construyendo una nueva en sillería bien aparejada, con un lucernario central que reproduce el cuerpo de campanas en menor escala. Adornó con floreros y bolas los vértices del octógono en la base del cupulín y la cornisa, rematándolo con una veleta. Todo ello dorado con pan de oro como lo vemos en la actualidad (foto 2). La obra queda termianda en 1781.
Benardino perteneció a la segunda generación de arquitectos del s.XVIII en La Rioja, a caballo entre el barroco y el neoclasicismo.3
Desde 1852 hasta 1854 tuvieron lugar las obras de reedificación de la iglesia a consecuencia del asedio de Tomás de Zumalacárregui a la villa en los días 21 y 22 de octubre de 1834. En la defensa, los urbanos cenicerenses, destruyeron parte de las escaleras de acceso a la torre, las cuales fueron repuestas en esos años. La obra se le adjudicó, tras varios cambios de director, a José de Maguregui.4
La última reforma de la torre tuvo lugar el 20 de julio de 2019, terminando la restauración en febrero de 2020. Con esta restauración se afinazó la torre, ya que presentaba un mal estado en la sillería y otros elementos del campanario, reponiendo las bolas que faltaban y sacando a relucir el dorado de estas, el cual se había perdido desde hacía décadas. Además también se adecuó la subida al campanario con nuevas escaleras de caracol y torreta de salida al exterior en hierro. Esta obra tuvo un presupuesto de 80.000 euros, inviertiendo el Gobierno de La Rioja 68.000.5 La obra fue llevaba acabo por Construcciones Maroba S.L., expertos en restauración del patrimonio histórico. (Foto 3 a la 13; otras fotos 17, 18 y 19).
Las campanas:
La primera referencia a la que hemos tenido acceso que habla de las campanas la encontramos en 1557, cuando encargaron al campanero Roque de Nevada dos esquilones,6 estando aderezado el campanario para 1585. En 1605 se encargó a Domingo de Riaño una campana nueva "por estar quebrado el esquilón q. da a la ventana del solano e al camino real".7 En 1738, tras la reparación del cascarón de la torre por Chavarría, se vuelven a fundir campanas nuevas, las cuales fueron retiradas en 1778 por las nuevas obras en la cúpula y repuestas tras ellas.8
El viernes 1 de septiembre de 1922, primer día de fiestas, se cambiaron tres campanas: la mayor "la grande", dedicada a Santa Daría con los nombres del alcalde (Feliciano Barrioseta), del párroco (Toribio Sobrevilla) y la fecha del momento inscritos; "la mediana"; y "la pequeña".9 (Fotos 14, 15 y 16).
Biografía de los maestros canteros:
Juan de Olate, primera obra, 1586:
Juan Sáenz de Olate y Olategui, nació en Lanciego (Álava) en 1549 y murió en torno al año 1630. Provenía de una afamada familia de canteros, trabajando tanto en Álava como en La Rioja. Adquirió gran prestigio en su época al tomar nota de las soluciones que se dieron al monasterio de El Escorial, llegando a ser nombrado por su pericia veedor de las obras de cantería del Obispado.10
Ignacio de Ancola, segunda obra, 1627:
Ignacio de Ancola, o Ansola como aparece en Los canteros vizcainos (1500-1800), nació en Marquina-Jeméin (Vizcaya). Sabemos que estuvo trabajando en el campanario de Cenicero y después, en 1628 en la iglesia de Elciego (Álava). Su hijo y también maestro cantero, Juan de Ansola, seguió cobrando de la iglesia de Cenicero por los trabajos de su padre tras la muerte de este antes de 1644 hasta 1662. De Juan se nos dice que su apellido correcto puede ser Ausola o Ausuola, siendo el segundo apellido de Ibarguren o Ibaiguren.11
Domingo de Chavarría, tercera obra, 1738:
De Domingo nada sabemos, salvo que el mismo año en el que hizo el examen a la estructura de la cúpula de la iglesia también trabajó en la Ermita de la Virgen del Valle de Cenicero.12
José de La Barrieta, cuarta obra, 1745-1746:
Nada sabemos de él.
Juan Cruz de Cal, quinta obra, 1775:
Solo sabemos que era maestro de cantería y que se le encarga ese año hacer un estudio del cascarón de la torre.13
Benardino Ruíz de Azcárraga, sexta obra, 1778-1781:
Era hijo de María Elorriaga y de Agustín Ruíz de Azcárraga, natural de Elorrio (Vizcaya), también maestro cantero y constructor del campanario de Santo Tomás de Haro, en el que se fija Benardino para Cenicero. Familia de canteros que, como ya sabemos, sprosiguió, ya que la hermana de Benardino, Joaquina Prudencia, dió poder a su cuñado José de Aresita, también maestro cantero y vecino de Cenicero. Benardino se casó con Angela de Osa, hija de Juan de Osa, maestro de carpintería en Cenicero. Es por ello que a mediados del s.XVIII era el cantero más prestigioso de la villa, llegando a trabajar 200 días al año en su oficio y con un salario de 6 reales, el cual era mayor al de cualquier artesano a escepción del herrero. Este fue el artífice de algunas de las más bellas casas solariegas de Cenicero, llegando a trabajar también en una parte de la Ermita de la Virgen del Valle.14
José de Maguregui, séptima obra, 1852-1854:
Solo sabemos que era el director de la reedificación de la iglesia, carpintero y vecino de de Fuenmayor.15
Roque de Nevada y Domingo de Riaño, campaneros, 1557 y 1605:
Nada sabemos de ninguno de ellos.
Redacción y fotos: Oficina de Turismo de Cenicero, 21/12/2022 (David Frías Anzuola).
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1.Archivo Parroquial de Cenicero, Libro de Fábrica 2ª (1635-1667), f. 94 v., en Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, Transformaciones económicas y cambios sociales en una ciudad riojana, Logroño, Mogar Linotype S.A., 1987, p. 262.
2. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., pp. 208, 262-263.
3. Ibídem, pp. 263-265.
4. Ibídem, p. 577.
5. Anónimo, "Casi 500.000 euros para la restauración de templos en cinco municipios riojanos. En Foncea, Castañares de Rioja, Cenicero, Préjano y Calahorra", Rioja 2, 16 de octubre de 2018.
6. Campana pequeña, generalemente cilíndrica y hecha en cobre o hierro.
7. Archivo Municipal de Cenicero. Protocolos notariales de Pedro Martínez, 12 de septiembre de 1605, en Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 262.
8. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 264.
9. Gangutia Frías, D.J. (Coord.)., Cenicero. Historias y curiosidades, Logroño, Ed. Capitolio, 2021, p. 195.
10. Ramírez Martínez, J.M., Juan de Olate, Web de la Real Academia de la Historia, y en Barrio Loza, J.A., y Moya Valgañón, J.G., Los canteros vizcainos (1500-1800). Diccionario Biográfico, Bilbao, Kobie, Diputación Foral de Vizcaya, Grupo Espeleológico Vizcaino, Boletín nº 11, 1981, p. 245.
11. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 262, y Barrio Loza, J.A., y Moya Valgañón, J.G., Los canteros vizcainos (1500-1800), op. cit., pp. 186 y 196.
12. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 263.
13. Ibídem, p. 264.
14. Ibídem, pp. 265 y 410, y en Barrio Loza, J.A., y Moya Valgañón, J.G., Los canteros vizcainos (1500-1800), op. cit., p. 197 y 254.
15. Ibídem, p. 577.
La primera torre que vió nuestra ciudad ya terminada, allá por 1586, fue obra de Juan de Olate. De aquella torre solo nos queda el primer cuerpo liso de base cuadrada rematado en cornisa, en la cual se asentaba el campanario original, un campanario de planta menor que fue cambiando de aspecto durante los siglos XVII y, sobre todo, XVIII. En 1627 vuelve a trabajar en la iglesia el maestro Ignacio de Ancola, aunque esta vez en la torre, desconociendo su trabajo en ella. Ancola no debió terminar la obra en su totalidad, ya que en 1663 el visitador eclaesiástico manda "que puesto que la torre está hecha, se eche suelo donde están las campanas y un antepecho para cortar peligros".1 Entendiendo así que fue Ignacio de Ancola el constructor del cuerpo de campanas que vemos actualmente: planta octogonal con un vano de medio punto, en cada cara y pilastras entre ellos, apoyado en un zócalo y rematado en doble cornisa. Su cubierta era una cúpula de piedra al interior que tal vez llevara cupulín como era normal en las torres barrocas. A todo ello se añadieron balaustradas, bolas, jarronas y otros elementos ornamentales para enriquecer el conjunto.2 (Foto 1).
Este tipo de campanario es de los más frecuentes que podemos ver en La Rioja y alrededores en el s.XVII como por ejemplo los de concatedral de La Redonda en Logroño, Briones, Santo Domingo de la Calzada, etc.
En 1738 debió haber problemas con el campanario de Ancola, por lo que encargan a Domingo de Chavarría el reparo del cascarón de la torre, el cual realizó con gran solvencia. En 1745 José de La Barrieta construyó 7 escalones para el campanario y en 1746 trabajó en las ventanas, reposición de sillería y, en el exterior, refuerzo del tejado. Aun con todo, en 1775, la Junta de Fábrica de la iglesia pide que se vuelva a hacer un reconocimiento del cascarón de la torre, pero esta vez a Juan Cruz de Cal. Las obras en la misma volvieron a producirse en 1778, contratando esta vez al cenicerense Benardino Ruíz de Azcárraga. Benardino derribó el la vieja cúpula y su cupulín hasta la línea de la cornisa, construyendo una nueva en sillería bien aparejada, con un lucernario central que reproduce el cuerpo de campanas en menor escala. Adornó con floreros y bolas los vértices del octógono en la base del cupulín y la cornisa, rematándolo con una veleta. Todo ello dorado con pan de oro como lo vemos en la actualidad (foto 2). La obra queda termianda en 1781.
Benardino perteneció a la segunda generación de arquitectos del s.XVIII en La Rioja, a caballo entre el barroco y el neoclasicismo.3
Desde 1852 hasta 1854 tuvieron lugar las obras de reedificación de la iglesia a consecuencia del asedio de Tomás de Zumalacárregui a la villa en los días 21 y 22 de octubre de 1834. En la defensa, los urbanos cenicerenses, destruyeron parte de las escaleras de acceso a la torre, las cuales fueron repuestas en esos años. La obra se le adjudicó, tras varios cambios de director, a José de Maguregui.4
La última reforma de la torre tuvo lugar el 20 de julio de 2019, terminando la restauración en febrero de 2020. Con esta restauración se afinazó la torre, ya que presentaba un mal estado en la sillería y otros elementos del campanario, reponiendo las bolas que faltaban y sacando a relucir el dorado de estas, el cual se había perdido desde hacía décadas. Además también se adecuó la subida al campanario con nuevas escaleras de caracol y torreta de salida al exterior en hierro. Esta obra tuvo un presupuesto de 80.000 euros, inviertiendo el Gobierno de La Rioja 68.000.5 La obra fue llevaba acabo por Construcciones Maroba S.L., expertos en restauración del patrimonio histórico. (Foto 3 a la 13; otras fotos 17, 18 y 19).
Las campanas:
La primera referencia a la que hemos tenido acceso que habla de las campanas la encontramos en 1557, cuando encargaron al campanero Roque de Nevada dos esquilones,6 estando aderezado el campanario para 1585. En 1605 se encargó a Domingo de Riaño una campana nueva "por estar quebrado el esquilón q. da a la ventana del solano e al camino real".7 En 1738, tras la reparación del cascarón de la torre por Chavarría, se vuelven a fundir campanas nuevas, las cuales fueron retiradas en 1778 por las nuevas obras en la cúpula y repuestas tras ellas.8
El viernes 1 de septiembre de 1922, primer día de fiestas, se cambiaron tres campanas: la mayor "la grande", dedicada a Santa Daría con los nombres del alcalde (Feliciano Barrioseta), del párroco (Toribio Sobrevilla) y la fecha del momento inscritos; "la mediana"; y "la pequeña".9 (Fotos 14, 15 y 16).
Biografía de los maestros canteros:
Juan de Olate, primera obra, 1586:
Juan Sáenz de Olate y Olategui, nació en Lanciego (Álava) en 1549 y murió en torno al año 1630. Provenía de una afamada familia de canteros, trabajando tanto en Álava como en La Rioja. Adquirió gran prestigio en su época al tomar nota de las soluciones que se dieron al monasterio de El Escorial, llegando a ser nombrado por su pericia veedor de las obras de cantería del Obispado.10
Ignacio de Ancola, segunda obra, 1627:
Ignacio de Ancola, o Ansola como aparece en Los canteros vizcainos (1500-1800), nació en Marquina-Jeméin (Vizcaya). Sabemos que estuvo trabajando en el campanario de Cenicero y después, en 1628 en la iglesia de Elciego (Álava). Su hijo y también maestro cantero, Juan de Ansola, seguió cobrando de la iglesia de Cenicero por los trabajos de su padre tras la muerte de este antes de 1644 hasta 1662. De Juan se nos dice que su apellido correcto puede ser Ausola o Ausuola, siendo el segundo apellido de Ibarguren o Ibaiguren.11
Domingo de Chavarría, tercera obra, 1738:
De Domingo nada sabemos, salvo que el mismo año en el que hizo el examen a la estructura de la cúpula de la iglesia también trabajó en la Ermita de la Virgen del Valle de Cenicero.12
José de La Barrieta, cuarta obra, 1745-1746:
Nada sabemos de él.
Juan Cruz de Cal, quinta obra, 1775:
Solo sabemos que era maestro de cantería y que se le encarga ese año hacer un estudio del cascarón de la torre.13
Benardino Ruíz de Azcárraga, sexta obra, 1778-1781:
Era hijo de María Elorriaga y de Agustín Ruíz de Azcárraga, natural de Elorrio (Vizcaya), también maestro cantero y constructor del campanario de Santo Tomás de Haro, en el que se fija Benardino para Cenicero. Familia de canteros que, como ya sabemos, sprosiguió, ya que la hermana de Benardino, Joaquina Prudencia, dió poder a su cuñado José de Aresita, también maestro cantero y vecino de Cenicero. Benardino se casó con Angela de Osa, hija de Juan de Osa, maestro de carpintería en Cenicero. Es por ello que a mediados del s.XVIII era el cantero más prestigioso de la villa, llegando a trabajar 200 días al año en su oficio y con un salario de 6 reales, el cual era mayor al de cualquier artesano a escepción del herrero. Este fue el artífice de algunas de las más bellas casas solariegas de Cenicero, llegando a trabajar también en una parte de la Ermita de la Virgen del Valle.14
José de Maguregui, séptima obra, 1852-1854:
Solo sabemos que era el director de la reedificación de la iglesia, carpintero y vecino de de Fuenmayor.15
Roque de Nevada y Domingo de Riaño, campaneros, 1557 y 1605:
Nada sabemos de ninguno de ellos.
Redacción y fotos: Oficina de Turismo de Cenicero, 21/12/2022 (David Frías Anzuola).
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1.Archivo Parroquial de Cenicero, Libro de Fábrica 2ª (1635-1667), f. 94 v., en Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, Transformaciones económicas y cambios sociales en una ciudad riojana, Logroño, Mogar Linotype S.A., 1987, p. 262.
2. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., pp. 208, 262-263.
3. Ibídem, pp. 263-265.
4. Ibídem, p. 577.
5. Anónimo, "Casi 500.000 euros para la restauración de templos en cinco municipios riojanos. En Foncea, Castañares de Rioja, Cenicero, Préjano y Calahorra", Rioja 2, 16 de octubre de 2018.
6. Campana pequeña, generalemente cilíndrica y hecha en cobre o hierro.
7. Archivo Municipal de Cenicero. Protocolos notariales de Pedro Martínez, 12 de septiembre de 1605, en Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 262.
8. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 264.
9. Gangutia Frías, D.J. (Coord.)., Cenicero. Historias y curiosidades, Logroño, Ed. Capitolio, 2021, p. 195.
10. Ramírez Martínez, J.M., Juan de Olate, Web de la Real Academia de la Historia, y en Barrio Loza, J.A., y Moya Valgañón, J.G., Los canteros vizcainos (1500-1800). Diccionario Biográfico, Bilbao, Kobie, Diputación Foral de Vizcaya, Grupo Espeleológico Vizcaino, Boletín nº 11, 1981, p. 245.
11. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 262, y Barrio Loza, J.A., y Moya Valgañón, J.G., Los canteros vizcainos (1500-1800), op. cit., pp. 186 y 196.
12. Gómez Urdañez, J.L., Cenicero Histórico, op. cit., p. 263.
13. Ibídem, p. 264.
14. Ibídem, pp. 265 y 410, y en Barrio Loza, J.A., y Moya Valgañón, J.G., Los canteros vizcainos (1500-1800), op. cit., p. 197 y 254.
15. Ibídem, p. 577.
La torre con la base primitiva de Juan de Olate (1586) y el campanario de Ignacio de Ansola y Benardino Ruíz de Azcárraga (1627-1781).
Foto tomada desde la Plaza Primer Centenario Ciudad de Cenicero 1904-2004.
Restauración de 2019. Foto de Iñaki Gómez Díaz.
Restauración de 2019. Foto de Iñaki Gómez Díaz.
Las escaleras de caracol que llevan al campanario.
Nuevas y últimas escaleras entre la torre y el campanario, restauración de 2019.
Vistas desde el campanario al regadío.
Vistas desde el campanario a la sierra de Cantabria.
Vistas desde el campanario al León Dormido.
La campana Pequeña.
La campana Mediana.
La campana Grande.
La cúpula del campanario desde dentro.